Continuamente podemos leer o escuchar, en las redes sociales, hablar del sentimiento del amor, que es el sentimiento más grande que uno puede sentir, que es el sentimiento que puede mover al mundo, que se mide en suspiros, etc.
Todas estas frases hacen entonces preguntarse ¿por qué si el amor es el mejor sentimiento puede provocar tanto dolor?
Es aquí, donde radica la raíz del dolor, ya que cuando permitimos que el amor sea lo que sentimos y no lo que hacemos puede generar un estado de ánimo específico en nosotros.
La palabra sentimiento proviene de dos vocablos: senti- del verbo sentir y – miento del latín mentum que significa instrumento, medio o resultado. Entonces de ahí podemos decir que un sentimiento es el resultado o instrumento de sentir algo determinado.
Cuando dentro de una relación amorosa, de entrega hacia el otro, ya sea de cónyuges, amigos, hijos, compañeros de trabajo involucramos lo que sentimos por alguna situación, evento o circunstancia y genera en nosotros una reacción ya sea positiva o negativa entonces equivocadamente le llamamos amor a eso que sentimos. Claro, no tenemos problema cuando el sentimiento es positivo, cuando estamos contentos, alegres y genera en nosotros algo “bonito” pero cuando lo que sentimos no es agradable y permitimos que ciertas circunstancias nos afecten entonces es cuando ya ese sentimiento al que llamamos amor duele.
Cuanta gente se expresa del amor como algo que se siente y cuando voltea ese amor en alguna circunstancia le duele. El amor no es un sentimiento el amor es un conjunto de acciones que se hacen por uno mismo y por los demás.
El amor no se pide, no se gana, mucho menos se exige; el amor se da.
Mi abuelo, cuando iba a nacer mi hija me decía que sentía una sensación extraña el pensar que iba a ser bisabuelo, que era una relación de amor que no sabía que se sentía y que iba a tener que aprender a sentir ese amor. Al nacer mi hija, meses después mi abuelo volvió a hacer referencia a éste nuevo “sentimiento” de amor que había experimentado y para mi sorpresa fue donde surgió la idea que el amor no es un sentimiento, ¿mi hija que podía hacer tan pequeña? Era mi abuelo quien lo hacía, él era quien la acariciaba, la mimaba, la abrazaba, era él quien la amaba, mi hija no sabía ni quien era, ella simplemente respondía con una sonrisa a las acciones que mi abuelo hacía.
Cuando permites que el amor se convierta en un sentimiento, en algo que sientes es cuando te olvidas que realmente lo que te hace sentir así son las acciones que haces tú para generar esas emociones.
¿Quieres sentir qué es realmente el amor?
Pues entonces dalo sin esperar nada a cambio.
¿Difícil? Si es cierto muy difícil de hacer, es una entrega total donde no te debe importar si el otro lo valora o no, si el otro te lo reconoce o no, es que al único que le importa y al único que lo valora eres tú.
¿Por qué tanto divorcio?
Porque quien decide por éste camino, quien toma la decisión, está esperando que el amor que cree que da sea valorado o recompensado y es entonces donde hay más dolor.
Sí esperas que el amor que das sea valorado o recompensado no es amor.
Con esto no quiero decir que por dar o por entregarte, te descuides a ti misma o que interpongas tu dignidad o seas sumisa(o), ¡ese no es el camino!
Da, entrégate a los otros hasta el punto donde no implique que tú permitas que te dañe a ti misma, la dignidad de la persona no es negociable.
Todo ser humano fuimos creados con el fin último de amar, de ayudar a los demás pero claro también tenemos un libre albedrío, un poder de decisión propio que nos hace tener aciertos y errores y está en nosotros el tener la actitud para que esos errores los convirtamos en oportunidades y los transformemos en aciertos.
Esto es un extracto del libro:
Matrimonio ¿beso, reto o rezo?
dónde podrás encontrar como transformar los errores en oportunidades.
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De corazón a corazón,
Karla Maldonado C Moms & Spouse Coach