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Mujer, abrázate en todos tus roles

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Muchas veces, sin darnos cuenta, las mujeres asumimos tanto el control del hogar, de los hijos, de la vida emocional, que desplazamos o desdibujamos el rol de papá.


Pero un papá no necesita que lo dirijan, necesita que se le permita estar, actuar y vincularse desde su propia energía masculina.


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¿Qué hace mamá en esta danza de vínculos?


El rol de mamá: dejar ser papá y dejarse amar como mujer


🔹 Mamá permite la conexión papá-hija cuando no interfiere desde el control o la desconfianza.


Cuando una madre quiere corregir la manera en que papá se relaciona con su hija constantemente, interrumpe la conexión directa entre ellos y reemplaza el vínculo por el suyo propio.


No se le puede decir al varón como ser con la hija siendo mujer porque lo hará desde la feminidad y con gran seguridad le dirá que haga cosas que no son esenciales masculina.


🔹 Mamá es ejemplo de cómo una mujer se deja amar.

La hija no solo observa cómo papá ama, sino cómo mamá se deja amar:


  • ¿Lo deja acercarse?

  • ¿Lo honra frente a su hija?

  • ¿Lo escucha o siempre lo contradice?

  • ¿Lo excluye o lo invita a participar?


Una hija necesita ver que su mamá se deja proteger, se deja cuidar, pero también se afirma en su valor como mujer.

Ese equilibrio le enseña que no debe volverse sumisa para ser amada, ni dominante para ser respetada.


Dejar de ser la mamá de todos y volver a ser esposa


Muchas mujeres, cuando son madres, se olvidan de ser esposas. Y es que no nos damos cuenta del cambio que surge cuando cruzamos aquella puerta de vidrio, la entrada del hospital parece como la entrada a un portal de otra dimensión.


Resulta que por esa puerta entran un esposo y una esposa, un hombre y una mujer y salen “los papás de…” ¿te habías percatado de esa pérdida?


Se vuelven “la mamá de todos”: del hijo, de la hija… ¡y del esposo también!


Y sin querer, anulan el erotismo, la complicidad, el juego emocional y la dinámica de polaridad que sostiene la relación.


Ser esposa no es un rol menor, es un pilar emocional.


Tu hija necesita ver que:


  • Tú también recibes amor.

  • Tú también puedes descansar en los brazos de tu esposo.

  • Tú también necesitas ternura, no solo fuerza.

  • Tú no estás sola en la crianza: lo eliges a él como compañero.


Cuando una mujer se permite ser amada, la hija aprende que el amor no es lucha, es cooperación.


Cuando una mujer habita su feminidad con consciencia, ternura y apertura, crea el espacio perfecto para que el hombre se conecte con su rol protector, proveedor emocional y guía afectivo.

La feminidad de mamá: la base para que papá sea protector y esposo

Muchas veces se espera que el hombre “asuma su lugar” como papá o como pareja…


Pero lo que se olvida es que la energía femenina no es pasiva, es profundamente inspiradora y moldeadora.


Cuando mamá se conecta con su feminidad auténtica —no desde la sumisión, sino desde la confianza, la dulzura, el auto cuidado y el valor propio—, despierta en el papá su deseo natural de proteger, sostener, cuidar y liderar con amor.


Cuando mamá se permite ser mujer y no mamá de todos, papá florece como esposo y protector. Tu feminidad, mujer, transforma el hogar.

Es como decía Edith Stein “la mujer hace más hombre al hombre y el varón hace más mujer a la mujer”, es decir ejércenos la complementariedad con la que fuimos creados.


¿Qué es esa feminidad activa de mamá?

🔹 Es ser receptiva sin anularse.

🔹 Es confiar sin perder su voz.

🔹 Es cuidarse emocional y físicamente, no para agradar a otros, sino para recordarse su valor.

🔹 Es hablar desde la conexión, no desde la crítica.

🔹 Es saber pedir apoyo sin volverse autosuficiente hasta la desconexión.


Una mujer en su feminidad sana no compite con el hombre, lo inspira a ser su mejor versión.


Lo hace sentir que su presencia es valiosa. No porque lo necesite para sobrevivir, sino porque lo elige para compartir vida.


¿Qué genera esto en papá?

✔ Se siente habilitado para proteger a su hija sin temor a ser juzgado.

✔ Se le permite ejercer su rol sin que mamá lo invalide.

✔ Aprende a tratar a la hija como lo que es: una niña que merece ternura, guía, ejemplo.

✔ Aprende a tratar a su esposa como lo que es: una mujer valiosa que sabe recibir amor, no una mamá que lo regaña o le da órdenes.


Una mamá conectada con su feminidad es como una linterna.

No impone, no exige… pero su sola presencia eleva el estándar emocional de la familia.


Esto me recordó el caso de Lucía, 38 años, madre de dos hijas que en una sesión me comentó:

“Me di cuenta en el taller que me había vuelto mamá de todos, incluso de mi esposo. Lo corregía frente a las niñas, lo desautorizaba y no confiaba en él para decisiones familiares. Hasta me atreví a decirle cómo y que debía decirle a nuestras hijas, obvio con mi lenguaje de mujer y así lo envié a repetirlo. ¡Lo anulé, prácticamente digamos que lo castré!


Cuando comencé a soltar el control, a hablar con dulzura, a cuidarme y dejarme ayudar, algo cambió: mi esposo se volvió más protector con las niñas, más presente, y sobre todo, más cercano conmigo.

Una de mis hijas me dijo un día: ‘Mami, papá está más feliz contigo’. Me di cuenta que mi energía sí hace la diferencia.”


¿Te sientes identificada con Lucía?

El camino para hacer el cambio es comenzar con estos 3 pasos para activar tu feminidad y restaurar tu rol como esposa:


1. Observa sin criticar

Durante una semana, observa cómo se relaciona tu esposo con tu hija sin corregirlo. No lo dirijas, no intervengas a menos que sea necesario porque haya agresiones. Solo mira y deja que él encuentre su forma de conectar.


2. Practica recibir sin justificarte

Cuando tu esposo quiera ayudarte, hacerte un gesto bonito o decirte algo amable, no lo rechaces ni lo minimices. Solo di: “Gracias, me hace bien.” Aprender a recibir es el primer paso para reabrir la intimidad emocional.


3. Reconecta con tu cuerpo y tu esencia femenina

Regálate tiempo para cuidar tu cuerpo, tu imagen, tus emociones. No desde el deber, sino desde el amor propio. Vuelve a hacer cosas que te hagan sentir viva y hermosa. Eso no es superficial: es espiritualidad encarnada.


La feminidad de mamá no es debilidad… es dirección emocional.


Cuando mamá habita su esencia:

✨ Papá se activa como protector.

✨ La hija aprende a amar sin miedo.

✨ El hogar se vuelve un espacio emocionalmente seguro.


Tu familia no necesita una mujer perfecta.

Necesita una mujer libre, receptiva, luminosa y segura de su valor.


En el taller Libertad y Conexión, te acompaño paso a paso a soltar el rol de control, sanar tu energía femenina y volver a permitirte ser amada… no por necesidad, sino por elección.


Inscríbete ahora y transforma tu vínculo contigo, con él y con tu hogar. Vamos a ver temas como mujer, como mamá y unos tips para ser la amante de tu pareja.


Cuando tú vuelves a tu esencia femenina, tu pareja y tus hijos también florecen.


De corazón a corazón

Karla Maldonado Cabieses

 
 
 

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