¿Qué haría con tu pareja?

Antes de comenzar el tema de esta semana, quiero aclarar un aspecto importante para mi, porque no quiero que pienses que quiero imponer una religión o “meterte ideas en la cabeza”.

Muchas veces me preguntan por qué, en lugar de usar frases de psicólogos o famosos, elijo hablar de Jesús, de María Magdalena y de las Sagradas Escrituras. Puedes pensar que por “mocha” pero hay algo más…

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La respuesta es simple: me da paz y dirección.

Cada vez que leo sus enseñanzas, siento que mi corazón late a mil por hora. Me ayudan a entenderme, a tomar decisiones con serenidad, y a vivir con más sentido. Cosa que no había sentido cuando mi vida era un torbellino de heridas y escasez.

La Biblia forma parte de lo que creo. Es el Libro más traducido, más leído, más vendido y, para mí, más transformador.

No solo lo leo, lo trato de vivir. Y cuando aplico sus enseñanzas, me siento más plena, más feliz… y siempre encuentro buenos frutos. Pero no dejo las reflexiones en alguien más sino siempre me pregunto, qué entiendo yo de esto.

Por eso, cuando hablo de amor, de relaciones o de crecimiento personal, lo hago desde ahí, es mi referente.

No porque no valore otras fuentes, sino porque este camino me ha funcionado de verdad. Y si a ti también te hace bien, aquí estamos para seguir aprendiendo juntas.

Ahora si, vamos al tema. El amor que sana siempre, te voy a explicar porque lo puedo asegurar y esta vez si lo haré desde la Vida de Jesús, porque aunque hay personas que aun digan que no creen el Él, vivimos hoy en el 2025 y esa fecha es porque Él nació, así que vamos con el experto de expertos del Amor.

Jesús no necesitaba controlar para amar.

No manipulaba, no forzaba, no chantajeaba emocionalmente. Su amor era incondicional, limpio, firme y libre.

A la mujer samaritana no la juzgó por su pasado.

La miró con compasión, le habló con dignidad y le ofreció una revelación espiritual que cambió su vida.

A la mujer sorprendida en adulterio no la condenó.

Le dio voz frente a una multitud que solo quería apedrearla.

Jesús la miró con ternura y le ofreció una nueva oportunidad sin negarle su verdad: “Vete, y no peques más”. Para mi fue como decirle, deja ya de culparte a ti misma y empieza a vivir, es algo muy poderoso vivir así.

Jesús mostró que el amor verdadero no encierra en el pasado, sino que abre las puertas a una nueva historia. Esto a veces se les olvida a muchas mujeres, y viven recordándoles a sus esposo sus errores, y lo que logran es destruir lo que ellas quieren restaurar, que absurdo ¿ni te parece?

Amar desde la verdad, no desde la culpa es algo que podemos aprender como algo nuevo para la vida.

Jesús no evitaba la verdad. Pero tampoco la usaba como espada para herir.

Él sabía que la verdad que se dice con amor puede sanar más que mil silencios que aparentan paz.

Su amor no era evasión ni complacencia.

Era un amor que confrontaba suavemente, que llamaba al cambio sin obligar, que invitaba a crecer sin aplastar.

Es una fuerza que ilumina, que transforma, y que siempre deja espacio para la libertad.

Recuerdo una vez que le di mi libro de “Matrimonio ¿beso, reto o rezo? A una persona que quiero mucho y que sabía estaba en un punto de restaurar su matrimonio o de caer en la trampa del divorcio.

Le di el libro pidiéndole que lo leyera y me diera su opinión para poderlo publicar, y su respuesta después de leerlo fue: “creo que lo que dices puedes decirlo de otra forma sin que cause dolor y la verdad no creo que pueda suceder que alguien salga de una crisis de matrimonio.”

Le agradecí y ya no dije nada, pero si me quedé pensando en que el problema no era el libro sino que en ella había heridas que el libro hizo que las sintiera y que el libro sólo le servirá a quien quiera sanar su relación.

Aunque Jesús nos dio muchos ejemplos de cómo amar, solo los aprender si estamos dispuestas a hacerlo y una pregunta que puede ayudar es:

¿Cómo amar como Jesús?

Amar como Jesús no es una teoría espiritual. Ni un imposible

Es una práctica del diario que empieza por dentro y que por más que los sacerdotes, teólogos o catequistas nos quieran transmitir, si no elegimos ponerlo en práctica, no se hará realidad en nuestra vida. Solo si empiezas a creer que el amor es capaz de sanar tu relación es que podrá hacerse realidad, y el más poderoso es que empieces a ver a tu pareja como Jesús lo haría.

Cuando sientas que ya no quieres estar con quien tú elegiste amar, piensa en esto:

• Qué haría Jesús en este momento

• Qué le diría Jesús

Y si tú misma te estás culpando por no haber cubierto tus expectativas o las de tu pareja, piensa en esto:

• Qué me diría Jesus ahora

• Qué me diría Jesus que hiciera

El amor de Jesús no era una emoción volátil, era una decisión transformadora. Pensar en cómo lo hubiera hecho Él, te da ideas de cómo puedes elegir tú amar a quien le prometiste amar aunque a veces parezca casi imposible.

Jesús nos enseña un amor que no oprime, sino que impulsa.

Que no encierra, sino que libera.

Que no exige máscaras, sino que abraza desde la autenticidad.

Ese amor está disponible para ti.

Y también puede fluir a través de ti, si te atreves a vivirlo. No siempre es posible porque el ego a veces es más fuerte, pero tienes un libre albedrío para elegir, ¡eso no lo olvides!

Cuando aprendemos a amar como Jesús, dejamos de arrastrarnos por migajas emocionales, y empezamos a construir relaciones, vínculos y caminos que verdaderamente sanan.

Estoy segura que ya lo has vivido, solo tienes que elegir volver a vivir así y hacer uso de ese libre albedrío para elegir tu más Alto Bien. Yo creo que si puedes pero aquí lo importante es que tú respondas: ¿Lista para recibir y dar ese tipo de amor?

Nos conectamos en el siguiente episodio.

De corazón a corazón

Karla Maldonado Cabieses