Cuando no me eligió… me elegí a mí
- Karla Maldonado C
- 24 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 ago
Cuando no me eligió, me elegí a mí. El poder de transformar el rechazo en regreso al corazón.
El rechazo duele y no porque sea un castigo, sino porque toca fibras muy íntimas dentro del corazón.
A veces no es lo que él dijo, es el silencio, la ausencia, el cambio inesperado en su forma de mirarte, de hablarte, de buscarte.
Y ahí tu mente empieza a correr.¿Hice algo mal? ¿Fui demasiado intensa? ¿No fui suficiente?
Pero escucha esto con todo tu corazón.
El rechazo no sucede porque tú fallaste, sino porque la otra persona eligió distinto.
Y esa elección, aunque duela, no te define, solo refleja la libertad que el otro tiene y a la que tú también puedes acceder.
El rechazo no es una sentencia, es el inicio de una transformación. Porque cuando él no te elige, tú puedes volver a elegirte a ti. Y no desde el ego, sino desde la conciencia.
No es gritar por atención, es permitir que tu ausencia hable más fuerte que tus palabras.
Es retirarte sin escándalo, pero con una elegancia que estremece. Es guardar silencio, no por indiferencia, sino porque has vuelto a ti.Tu silencio vibra tu valor, y quien puede sentirlo sabrá que ese vacío no está vacío. Está lleno de tu decisión de no suplicar donde no hay reciprocidad.
Ese es el nuevo lenguaje del corazón consciente.
No es pedir que regrese, es hacer que tu mundo, un espacio tan pleno, tan magnético, tan tú, que si ha de volver, lo hará por elección, no por lástima.
Porque cuando tú dejas de necesitar, comienzas a atraer, no desde el miedo, sino desde el poder de una mujer que ha vuelto a su centro. Que se sostiene, que se honra, que se elige, y eso, eso sí es magnético.
No vinimos a cambiar al otro, vinimos a recordar quiénes somos en medio de cualquier circunstancia.
El rechazo no es el fin, es un espejo, una oportunidad para mirar dentro, no para culparte, sino para reconocerte.
Es la vida diciéndote, él no te eligió, pero tú aún puedes hacerlo.
Elígete.
Porque cada vez que alguien se aleja, puedes convertir esa ausencia en una presencia aún más fuerte de ti misma.
Ya no eres el reflejo de lo que él ve, eres el espejo de tu propia transformación.
Y para que esto suceda, y no quede solo en palabras, te quiero compartir unos pasos prácticos para no tapar el dolor, sino para transformarlo desde el corazón. Así que vamos a ver esos pasos para trascender el rechazo desde el corazón.
Uno, acepta lo que duele sin juzgarte. Permítete sentir, no tapes ni niegues, aceptar no es rendirse, es empezar a liberar. Habla contigo con compasión. No te eligió, y aún así tú puedes hacerlo.
Puedes darte lo que esperabas de él.
Puede ser tu propia lección diaria.
Expándete desde lo que sí es posible.Deja de girar en torno a quién se fue y comienza a construir desde quien estás siendo hoy. Apóyate en quienes sí te reciben.
Llama a tu red sagrada.
Habla con quienes te aceptan tal como eres. Ellos te recuerdan que no eres el rechazo, eres mucho más que eso. Y ahí puedes incluir a Dios en tu vida.
Empieza a verte como Dios te ve. Con esos ojos de misericordia y de amor.
Cambia tu perspectiva.
No fuiste rechazada, simplemente no fueron compatibles. No se trata de valor, se trata de vibración.
No te rechaza a ti, rechaza la manera que lo haces sentir. Escucha los mensajes de la vida antes de volver a elegir.
A veces lo que parece una pérdida es una protección, es un desvío sagrado. Trata de repetir estas palabras para ti.
Cuando no me elijo, me elijo a mí. Y en ese momento vuelvo a mi trono, no para vengarme, sino para recordarme que yo también soy elegible. Por mí, para mí, desde mí.
¿Te diste cuenta? Tu ausencia también es presencia. Tu silencio también puede ser palabra.
Tu elección de retirarte también puede ser amor.Y si este mensaje tocó tu corazón, tú ya sabes qué hacer con él.
Y si en algún momento necesitas sostén, claridad o guía, sabrás dónde encontrarme, en conexiones que sanan. Porque estoy aquí, no para rescatarte, sino para caminar contigo, si tú así lo eliges.
Karla Maldonado Cabieses
Comentarios