Eres Suficiente: El Poder de Sentirse Capaz desde el Corazón
- Karla Maldonado C
- 21 may
- 6 Min. de lectura
Actualizado: hace 2 días
En un mundo que empuja constantemente a la comparación, la exigencia, el deber ser y el perfeccionismo, uno de los regalos más poderosos que podemos dar a nuestros hijos es hacerles sentir que son suficientes. No cuando logren algo. No cuando cambien. No cuando encajen. Sino ahora, tal y como son.
Muchos adultos seguimos luchando con la herida de no haber sido suficientes para nuestros padres, maestros o incluso para nosotros mismos. ¿Qué pasaría si rompiéramos ese ciclo y educáramos desde la certeza de que nuestros hijos ya traen dentro lo necesario para florecer?
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¿Te preocupa la adolescencia o las decisiones de tus hijos?
Es natural que nos inquiete esa etapa… pero la adolescencia y los adultos jovenes, no tiene por qué ser un caos.
Lo que verdaderamente marca la diferencia son los valores que nuestros hijos llevan en su corazón y mente. Esos valores son los que les ayudan a tomar decisiones sabias, a salir de crisis, a resistir la presión y a optar por el Bien.

Hace poco le pregunté a una gran amiga pero digamos que muy “latosa” en su adolescencia que fue lo que la hizo elegir su bien o no hundirse hasta el fondo y su respuesta me marcó…
“Cuando iba a consumir algo que no debía, cuando ya se me iba a pasar la mano lo que me detenía era pensar en que mis papás estaban a mi lado y que no podía causarles una tristeza cuando ellos habían hecho todo a su alcance por mi, su esfuerzo me hacía que yo me esforzara”.
Así que no te preocupes. ¡Mejor ocúpate!
Ocúpate de tus propios valores, no de decirles qué deben hacer, sino de vivirlos tú con coherencia. Ellos te observan más de lo que te escuchan, y cuando tus valores están vivos en tu forma de amar, cuidar, trabajar y responder, brotan como semillas en sus elecciones.
No te desenfoques en lo que te cuentan de otros adolescentes o en los temores que el mundo repite.
Ve segura en lo que tú has sembrado. Eso es lo que su adolescencia mostrará.
La Validación que Transforma
Cuando un niño escucha de su madre o su padre: “Lo que tú eliges importa, tu voz cuenta, confío en ti”, algo en su alma se enraíza. Ya no necesita buscar fuera lo que tiene dentro. Aprende a elegir con responsabilidad, porque se siente visto y validado.
Decirles que son suficientes no significa que no vayan a crecer o mejorar. Significa que no necesitan ganarse nuestro amor ni nuestro orgullo. Lo tienen. Están bien como están. Y desde ahí, desde la seguridad emocional, pueden lanzarse a la vida con valentía.
Reconocer los logros a través del esfuerzo que se realiza hace la diferencia, sin embargo se suele dar el reconocimiento a la advertencia o al enfoque de la llamada de atención cuando en realidad el tener éxito y elegir el Bien depende de los valores no de sí están cansados, amenazadas o limitados. ¡Logran el éxito por los valores y cualidades!
Reconstruirte a ti misma es un acto de amor profundo, no solo hacia ti, sino hacia tus hijos. Sanar tus heridas, abrazar tu historia y reencontrarte con tu valor propio te permite educar desde la autenticidad y no desde la carencia. Cuando una mujer se siente suficiente, ya no necesita controlar ni exigir perfección, porque ha aprendido a mirarse con compasión. Y desde esa mirada amorosa hacia sí misma, se abre el espacio para mirar a sus hijos con ojos nuevos: sin expectativas que los limiten, sin miedos que los frenen, sino con una confianza que los impulsa a florecer.
El valor de reconstruirte no está en volverte perfecta, sino en volverte real. Al mostrarte humana, valiente y en camino, les das permiso a tus hijos de serlo también.
Cuando tú sabes quién eres y vives desde tu verdad, les enseñas —sin palabras— que ellos también pueden sentirse seguros siendo quienes son. Por eso, reconstruirte es también construir en ellos una base sólida de amor propio. Una madre o un padre que se ha encontrado a sí mismo, que se aleja del control exterior, y se acerca a autocontrolarse, tiene el poder de criar hijos libres, íntegros y profundamente suficientes.

Relajo, Travesuras y Fortalezas Ocultas
Nuestros hijos pueden hacer relajo, travesuras y de vez en cuando tropezarse —porque son niños, porque están aprendiendo, porque están vivos—. Pero te aseguro que cuando se les ha pedido que sean fuertes y respondan en momentos cruciales, lo hacen porque saben tomar en sus manos la libertad que tú le has permitido tener.
Saben demostrar carácter, sentido de pertenencia y fortaleza interior.
¡Hay que pensar que lo hemos hecho MUY BIEN!
Sí, aunque a veces dudemos, aunque no tengamos todo resuelto, hemos sembrado en ellos valores reales, profundos, firmes. ¡No dudes de ti!
Y eso se ve cuando llega la hora de la verdad. Cuando tus hijos tienen libertad para elegir y lo hacen bien, cuando les es suficiente.
No se trata de querer cambiar a los demás sino de aceptarlos y saber que no eres iniciadora de ningún cambio sino que eres quien fomenta que tus hijos vivan sus propios valores. No se trata de lo que tú hagas sino que las próximas generaciones vivirán los valores que lleven en sus corazones.
Elegir desde el Corazón
Cuando un niño es escuchado, se conecta con lo que realmente quiere. Y cuando se le anima a decidir desde sus valores, desde lo que siente justo y verdadero, aprende a honrar su corazón.
Nuestros chavos, guiados con libertad en los momentos importantes, han demostrado la capacidad de elegir bien. Porque la libertad bien acompañada no es caos: es conciencia. Es sembrar criterio, responsabilidad y amor propio.
Educar es enseñar a elegir con Bien.
Capaces de Lograr sus Sueños
Los sueños no se logran solo con talentos. Se logran con carácter, con determinación, con fe. Cuando educamos resaltando la bondad, la honestidad, la empatía, la perseverancia —los valores que nacen del corazón—, les damos herramientas que ningún título puede reemplazar.
Un niño que ha sido acompañado desde el amor, y no desde la crítica, no necesita demostrar nada para sentirse digno. Sabe que su valor no está en lo que tiene ni en lo que logra, sino en quién es y cómo elige vivir.

Cree Primero Tú
Estoy convencida:
Hay que creer en ellos.
Darles libertad para elegir.
Y permitir que nos sorprendan mostrándonos su mejor versión.

Pero para que eso ocurra, eres tú —mamá, papá— quien debe creer primero.
Creer que tu hijo o hija es capaz. Que dentro de su corazón hay una brújula que, si se cultiva con amor, siempre sabrá encontrar el norte.
Porque…
Cuando un hijo sabe que es suficiente,
nada puede detenerlo.
Cuando sabe que puede elegir desde el corazón, su vida se llena de propósito.
Cuando se siente capaz, construye un futuro con confianza, valentía y amor.
Tu mirada es su espejo. Tu voz, su guía. Tu amor, su raíz.

Eduquemos con el corazón, y veremos florecer generaciones llenas de verdad, fuerza y ternura.
Este artículo fue inspirado y dedicado a esas mamás que durante 16 años han formado parte de mi caminar para educar a mis hijos, que hoy ya son mayores de edad pero que mis hijos han tenido el privilegio de crecer y desarrollarse al lado de hijos que sus familias los han hecho sentirse amados, respetados y sobre todo suficientes.
Porque en una generación todos son suficientes y además todos son necesarios, porque está el que te enseña lo que no quieres, el que te enseña lo que puedes lograr y también el que te dice que puedes más y el que te impulsa a sacar lo mejor de ti porque te dijo que no podías. Porque cada persona es valiosa y además contribuye de una u otra manera en nuestras vidas, al final son misiones que para alguna razón muy poderosa y grandiosa se cruzaron en el camino y se complementan para encontrar el equilibrio que mundo necesita.
Gracias porque perdimos el miedo y confiamos en lo que cada una les dimos estos años.
Y esto lo sé porque cuando han tomado decisiones importantes lo han hecho hasta hoy muy bien.
Y a ti querida lectora que durante 12 años has recibido mis artículos y en muchas ocasiones los has hecho trascender a tu vida, si tienes hijos hazlos sentirse suficiente y suficientemente amados y los veremos triunfar en las misiones de sus vidas.
De corazón a corazón
Karla Maldonado C
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